Felipe rey al habla. Quién es...

Soy el Juntaletras.
¡Hombre, Juntaletras, qué alegría!

¿Y eso?
Después de estas últimas semanas, es gratificante poder hablar con una persona normal.

Hombre, normal normal... Tampoco hay que exagerar...
Créeme, Juntaletras, si tú escucharas las cosas que he tenido que escuchar yo últimamente, también te considerarías normal.

¿Letizia y las niñas bien?
Son la reina y las infantas, ¿tú qué crees?

Que viven de dios.
Pues eso.

Al tema: ¿a quién le va a proponer que intente formar gobierno?
A mi prima la coja.

¿Perdón?
Tiene las mismas posibilidades que el resto.

Eso parece, sí. ¿Cómo ha ido con los candidatos?
A ti no te lee nadie, ¿verdad, Juntaletras?

Ni Tutatis.
Pues un suplicio, entre nosotros.

Soy todo discreción. Siga, siga...
El uno que si no me hablo con el otro, el otro que dice que no juega con el de más allá, el de más allá que pasa del de acullá y está dispuesto a dejar de respirar para demostrarlo, el de acullá que no se ajunta con el uno porque una vez le quitó unas canicas, y luego está el empollón de la clase con el que nadie quiere estar. Un horror.

Pinta a elecciones, ¿no?
Acongojado estoy, Juntaletras.

Tampoco se va a acabar el mundo ni nada por otras elecciones, ¿no?
¿Y otra vez a pasar por lo mismo? Qué agobio...

Con otra vez a pasar por lo mismo, ¿se refiere a otra vez tener que trabajar?
Yo no sabía que trabajar era tan duro, Juntaletras.

Pero, oiga, con todo el respeto que puedo se lo digo: no flipe. Trabajar es levantarse a las seis de la mañana para ir a una obra o una fábrica, no hacer cuatro reuniones.
Son reuniones muy tensas.

¿Tensas? Tensos se le ponen los intestinos a la gente normal cuando le llega la factura de la luz. Eso no es tensión.
Cómo se nota que no eres tú quien se tiene que reunir con esa gente.

Sí, tengo una suerte extraordinaria. Nombres: Rajoy.
Básicamente va repitiendo: “It’s very difficult todo esto, Majestad”.

Muy suyo. Pedro Sánchez.
Entre tú y yo, Juntaletras: me habla pero no lo entiendo. O sea: sí, las palabras son inteligibles, pero las juntas todas y no tienen ningún sentido.

Pablo Iglesias.
Me cae bien, pero siempre está como enfadado, ¿no? Yo le digo: “Relájate, Pablo, que soy muy campechano, como mi padre”; pero él sigue enfadado.

Albert Rivera.
Me desconcierta: no sé si sube o baja, o si viene o se va.

¿Algo a destacar de todos los demás?
Cada uno con su pedrada en la cabeza, como es normal.

Bueno... Pues, no sé, casi que se vaya mentalizando para más reuniones, porque tiene toda la pinta.
¿Y si vuelven a quedar igual?

Yo qué sé... Usted es el árbitro, haga que lancen penaltis o algo.
Mmm... Me gusta...

O que se lo jueguen al ‘piedra, papel o tijera’.
Lo de los penaltis es más televisivo.

O duelos con florete al amanecer...
Eso sí sería televisivo. ¿Más cosas?

Oiga, piense usted, que para eso le pagan. O me da usted su sueldo, una de dos.
‘Ta bieeen...

Le dejo ya.
¿En serio? Es que cuando cuelgue me tengo que volver a reunir con esa gente.

Va con el cargo, se siente.
Eres mala gente, Juntaletras.

Lo sé. Hasta luego.
Adiós.

A ver, no le envidio, pero penita tampoco me da, qué queréis que os diga.