CONTRAPROCLAMACIÓN

Resumen resumido. Apasionante, de verdad. Espero, como mínimo, unas palmaditas en la espalda por haberme chupado toda la ceremonia de proclamación del nuevo rey de España Felipe VI, que en un mundo normal sería Felipe 6º. Lo más jodido es hacerlo gratis, porque me siento cornudo y apaleao, pero todo lo hago por vosotros, soy así de majo.  Bueno, por vosotros y porque tengo mucho tiempo libre, no voy a mentiros. Como resumen resumido, lo más destacable es que no estuvieron presentes ni Cristina ni Iñaki y sí estuvo presente Froilán de Todos los Santos, que no disparó contra nadie ni contra nada, ni siquiera contra sí mismo. Admirable.

Firma. La cosa estuvo dividida en varias fases. La primera —en monárquico la I— sucedió el miércoles, cuando el rey Juan Carlos firmó oficialmente su abdicación. De la ceremonia destacar que el ya padre del rey estuvo a punto de pegarse dos talegazos históricos, y lo de ‘históricos’ no es gratuito porque si eso hubiese sucedido realmente las imágenes hubieran pasado a la historia sin ninguna duda. Por lo demás, pues eso: que firmaron como los que firman una hipoteca o un contrato laboral, pero con mucha más pompa. Pero que, vamos: una firma, insisto. Que no se hernió nadie ni nada, para entendernos.

Faja. Ya por la mañana del jueves, el antiguo rey le ponía al nuevo rey la faja de capitán general del Ejército. Era el acto militar del asunto y, en fin, muy militar no quedó. Porque, claro, un acto en el que hay de por medio una faja y acaba con dos besitos, aunque sean padre e hijo, muy militar no queda, las cosas como son. Bueno, igual entre los militares rusos es más normal, pero aquí choca.

En Rolls. Los nuevos reyes se fueron hacia el Congreso en un Rolls Royce antiguo que, eso sí, era guapísimo. Lo mejor de toda la ceremonia, sin duda. ¿Podrían haber ido en un SEAT Panda para que quedara más modesto, más patrio y tal? Podrían, evidentemente, porque para algo son reyes, pero, se ve, no les dio la gana. En todo caso, repito: lo mejor de la proclamación, el Rolls. ¿Es eso bueno?; ¿es malo? Es lo que es, sin más.

10.47. El meollo del asunto se produjo en el Congreso. Os hago un resumen, porque evidentemente no fue la madre de todas las fiestas. A las concretamente 10.47 hora española (y de otros países, claro, que no es exclusivo) quedaba proclamado Felipe VI. Así de entrada, me sorprendió que sólo sonara dos veces el himno, porque yo pensaba que iba a sonar lo menos diez o doce. Qué decir... Se agradece, con sinceridad.

Sin orgullo y satisfacción. En cuanto al discurso, una decepción. ¿Dijo cosas inconvenientes el rey o algo? Pues no, pero el nuevo monarca no expresó en ninguna ocasión su “orgullo y satisfacción” por nada y, claro, un discurso real en el que no aparecen el orgullo y satisfacción reales es menos discurso real, ¿no?

¡¿Cómo están ustedes?! Y na’, que el rey se fue del Congreso en el Rolls descapotado saludando a diestro y siniestro a todo lo que se movía, y después salió a un balcón para seguir saludando. Que se acostumbre, porque eso es lo que le espera hasta que se muera, abdique o lo boten: saludar a diestro y siniestro. Un trabajo estresante y agotador, no diréis que no.

Chimpum. Pero lo más inaudito de todo el evento fue que la Infanta Elena... lloró. ¿A que nunca os lo habríais imaginado? A ver, no fue como lo de los Juegos del ’92 de sorberse los mocos y tal, pero por supuesto lloró. Ah, y Froilán acabó todo sin dañarse ni dañar a nadie. Increíble. Me dicen que Iker Jiménez ya está investigando en ello. Y ya está. Chimpum.

LeandroAguirre©2014

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