¿Majestad?
¿Quién es?
El Juntaletras...
¡Hombre, Juntaletras! Tú siempre te acuerdas de mí cuando me operan, no como mi familia.
Pero si los he visto a casi todos ahí en el hospital... Hasta la reina estaba.
Sólo asoman la cabeza a ver si sigo vivo. Cuando comprueban que todavía respiro se van con cara de decepción.
Exagera usted.
Hace un rato Felipe se pensaba que yo dormía y le ha dicho a Letizia: “Hemos contratado a un médico demasiado bueno”. ¿Te parece que exagero?
En todo caso, ¿ha ido bien la operación?
Bien, sí, pero de aquí a dos meses me tienen que volver a operar.
Vaya lata...
Pues sí, la verdad.
Con todo el respeto, y ya sé que no tiene nada que ver porque esto es por una infección, pero creo que no debería hacer usted según qué excesos.
Pero si ya no voy a esquiar ni a matar elefantes ni nada...
Sólo faltaría. Me refiero a que no es necesario hacerse el superhéroe. Si necesita usted muletas, use muletas, hombre, que un día se va a matar con ese bastoncito de mierda que lleva.
Las muletas son muy indignas.
Lo indigno va a ser cuando se estampe usted contra el suelo delante de las cámaras en cualquier recepción de Dios.
Eso no sucederá, soy todo reflejos.
No se engañe a usted mismo, que está muy feo. Si no hubiera usted estado rodeado de gente se hubiera usted pegado algún talegazo que habría sido para verlo.
Un efecto óptico; en ningún momento hubo peligro.
De silla de ruedas ni hablamos, ¿no?
Si prosigues por ahí, Juntaletras, me lo acabaré tomando como un insulto personal.
Vale, vale... Sabe que hay cierta polémica en el mundo exterior, ¿no?
Uuuy, qué sorpresa... ¿Por qué es esta vez?
Porque se ha operado usted en una clínica privada.
(...)
¿No dice nada?
¿Qué quieres que te diga? Si me hubiera operado en un hospital público me habrían acusado de saltarme las listas de espera o lo que sea.
¿Lo habría hecho?
¿El qué?
Saltarse la lista de espera.
Pues claro. Si ser rey no sirve ni para eso, ya me dirás.
¿Para cuándo prevé hacer vida normal?
Yo creo que en diez o doce días estaré operativo. Con bastón, eso sí.
Corre usted demasiado. Que es la cadera, hombre de Dios, no el meñique de la mano izquierda.
Si me apuro en una semana podré jugar al pádel.
Ya se apañará con su médico, oiga. ¿Me permite un par de cuestiones ajenas al tema para concluir?
Preferiría que me las hiciera Hermida, pero bueno, va.
Cristina.
Uuuy, creo que me están haciendo efecto los calmantes...
Majestaaad...
Que sí, que sí, que noto cómo se me va la cabeza, en serio.
Va, la última: sigue sin plantearse abdicar, supongo.
¿Por qué? Estoy en plena forma.
Mire que a Felipe se le va a pasar el arroz...
Todo llegará. Yo también tuve que tener paciencia.
Usted se saltó a su padre, oiga.
¿Seguro? No me acuerdo de nada. Los calmantes, ya sabes...
Sí, ya sé. Pues nada, a recuperarse, majestad.
Gracias, Juntaletras. Aún no te has pasado por casa a tomarte nada, por cierto (leer entrebestia anterior).
Uuuy, lo siento, majestad, que esto se corta, ¿eh? Adiós.
Pues yo te oigo muy bien.
Yo no oi... ...da, ma......tad. Hasta...tra; pi, pi, pi, pi, pi...
Buf, por los pelos. Ni de coña voy yo a esa casa, que entras inocentemente a tomar un café y sales imputado. Pero ni de coña, vamos.
