ENTREBESTIA CON...

 

Alberto Ruiz-Gallardón

 

 

 

22/01/2014

Ministro...
Quién habla...

Soy el Juntaletras; charlamos hará cosa de un par de años (leer), no sé si recuerda.
Sí, claro; era usted aquel rojo proabortista, ¿no?

Yo junto letras y hago preguntas.
¿Y qué quiere exactamente?

Pues eso: preguntar para luego juntar letras.
Venga, va, que ahora tengo un rato libre.

Se imaginará usted sobre lo que le quiero preguntar...
Ni idea. ¿Arte?; ¿economía?; ¿gastronomía?; ¿enología?; ¿filatelia?

Aborto.
Aborto su padre de usted, oiga.

Nooo, que le quería preguntar sobre la ley del aborto.
Ah, claro. Es que como ahora me insultan tanto estoy un poco sensible, ¿sabe?

Me sabe fatal, en serio. Pero, ¿me contesta o no me contesta?
No sé qué quiere que le diga: es una ley justa, mesurada y moderna.

Hombreee... En lo de justa no me meto, en lo de mesurada tampoco, ¿pero moderna?
La más moderna del mundo, sin duda.

La más moderna del mundo en el siglo XIII, quiere usted decir.
La más moderna del siglo XXIII.

Estamos en el XXI, ministro.
Pues imagínese si es moderna.

No, va, en serio. No están de acuerdo ni muchos en su partido.
Porque se habrán equivocado de partido. Que se afilien al Partido Comunista Revolucionario Maoísta Radical, si ésas son sus ideas.

Hay un término medio, ministro.
No lo hay: o se está conmigo y con la Conferencia Episcopal, o se es un rojo asesino de niños.

Eso de tratar a las mujeres como retrasadas a las que tutelar tampoco es muy moderno, ministro.
¡Anda que no!

Pues perdone pero no. No suena a siglo XIII pero sí a mediados del siglo pasado, no sé si me explico.
Pues no, no se explica.

Que parecen otros tiempos.
Sigo sin entenderle.

Que recuerda al franquismo.
No le sigo.

Vale. Teniendo en cuenta el rechazo, incluso entre muchos de sus votantes, de la ley, ¿se plantea hacer algún cambio?
Como bien sabe, Juntaletras, yo soy una persona de extremo centro, así que siempre estoy abierto a dialogar.

¿Hasta dónde?
No sé... Hay comas en la ley que podríamos suprimir y comas que podríamos añadir; el título está en negrita pero podríamos discutir si ponerlo también en cursiva; el texto está en Arial pero podríamos negociar un cambio a Arial Narrow; donde dice “seres inferiores inválidos” podríamos, en un alarde de magnanimidad, poner “mujeres”; cuando dice...

No parecen cambios muy significativos.
Pues lo son, Juntaletras, lo son: hay una diferencia enorme entre leer una ley en Arial a leerla en Arial Narrow.

No me joda, ministro.
Un poquito de educación, ¿eh?

Es que dice usted unas cosas...
Pues cosas ultracentristas, como suelo.

Es usted ahora mismo una de la personas más populares del país, ¿es consciente?
Sí, sí... Gracias, gracias...

Era una ironía.
Gracias igualmente. No me dicen cosas muy agradables últimamente, ¿sabe usted?

No me extraña. ¿No se arrepiente de haber dejado la alcaldía para meterse en este fregado?
No: cumplo designios divinos. Además la alcalda lo está haciendo muy bien.

La alcaldesa, quiere decir.
Ella dice que es alcalda.

Ya lo sé, pero, aprovechando que ahora no está presente, no hace falta que asesinemos el idioma castellano.
Vale.

Y además, perdone, pero está siendo una alcaldesa de mierda.
Jamás diré eso en público.

Esto no es público, ministro: no lo lee nadie.
Entonces sí: está siendo una alcalda de mierda.

Alcaldesa.
Alcaldesa, sí; es que me lo ha pegado.

Porque de los miles de millones que usted dejó de deuda en el Ayuntamiento de Madrid, ni hablamos, ¿no?
No sé a qué se refiere.

Me lo temía. Pues nada, hasta otra, ministro.
Adiós, Juntaletras. Espero que no se le ocurra a usted abortar.

Está usted enfermo, perdone que se lo diga.
Los enfermos son esos rojos asesinos de tiernos infantes.

Adiós, ministro.
¡A las cruzadas! ¡Dios lo quiere!

Madre mía...

LeandroAguirre©2014

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