ENTREBESTIA CON...

 

Amancio Ortega

 

 

 

17/03/2015

¿Dígame?

¿Sr. Ortega?
Yo. ¿Quién es?

Un juntaletras que pregunta. Pensaba que me contestaría su secretaria, su asesor fiscal o algo así.
Quite, quite, que estos son tiempos de crisis y no está la cosa como para ir despilfarrando en personal por ahí.

Son tiempos de crisis, sí, pero no para usted.
Deje, deje, que, unos más otros menos, la crisis todos la notamos.

Pero oiga, si acaba usted de batir su propio récord y se calcula su fortuna personal en 60.000 millones de euros.
Ya, pero mis previsiones para el 2015 eran tener 80.000 millones a estas alturas, así que imagínese si me ha afectado la crisis o no.

No vendrá de ahí, don Amancio.
Claaaro... Cómo se nota que no son sus 20.000 millones de diferencia.

Yo con una infimísima parte me conformaba, ya se lo digo.
Pero usted es usted, yo soy yo, y Zara es Zara.

¿Cómo se consigue semejante pastizal, señor Ortega?
Pues trabajando mucho.

No lo dudo, pero en este mundo hay un montón de gente que trabaja un montón y nunca dejan de ser del montón.
¿Qué es esto?; ¿un trabalenguas?

Me ha salido así.
Pues, yo qué sé, supongo que tengo algo de vista para los negocios.

¿Algo de vista? Esto es como si Usain Bolt dijera que corre ligerito.
¿Ese quién es?

Uno que corre mucho.
Ah... Pues no sé qué más explicarle aparte de que siempre he currado un porrón de horas.

¿En qué gasta su dinero?
En no mucho. Bueno, entenderá que no viva en una chabola y que mi coche no sea un 600, pero no soy mucho de gastar, la verdad.

Que podría usted vivir un millón de vidas con ese dinero, dice.
Y hasta 60.000 millones de vidas.

Sus descendientes le estarán muy agradecido.
Qué menos.

¿Hija tiene?
Sí, pero ya está casada, si es por eso que lo pregunta.

Tch... Bien, en realidad yo le llamaba, aparte de para felicitarle por esa extraordinaria cantidad de pasta que ha acumulado, para preguntarle: a usted, invertir en el negocio de juntar letras, ¿no le interesa?
¿Y eso cómo va?

Pues nada, se van juntando letras, y eso.
No lo veo.

Mire que yo con uno o dos milloncejos de nada voy tirando.
Sí, yo también es lo que llevo encima para gastos corrientes de a diario.

No, yo voy tirando con eso para toda mi vida.
¡Ja ja ja! Qué exagerado... Con eso no puede vivir nadie, hombre.

Hombre, pues si tan poco es, démelo.
Sí, hombre; igual se cree usted que yo me he hecho rico regalando el dinero.

Por una excepción...
Que no, joven, que no. Que se empieza haciendo una excepción, y acaba uno viviendo debajo de un puente.

¿Y 500.000 euros?
Tampoco.

Pues nada... Ya le llamaré si eso cuando llegue a los 100.000 millones.
¿La semana que viene me va a llamar otra vez?

¿Tiene pensado llegar a los 100.000 millones la semana que viene?
O en diez días, a lo sumo.

Ah, entonces no. Ya le llamaré cuando llegue a los 500.000 millones, más o menos.
Muy bien, hasta septiembre entonces.

¿En serio no le sobran 100.000 eurillos?
Que nooo...

Venga, adiós.
Adiós.

¿Y 5.000?
(...)

¿Oiga?
(...)

Me ha colgado. Normal: yo si tuviera 60.000 millones no me dignaría ni a descolgar el teléfono, la verdad.

LeandroAguirre©2015

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