Paz...

Paz. ¿Ada Colau?
Yo misma.

Soy un juntaletras que pregunta. ¿Puedo?
Pues claro, Juntaletras. Cualquiera puede hablar conmigo.

Muy bien. Lo primero: felicidades, alcaldesa.
Gracias, majo.

Qué raro se me hace decir alcaldesa y que no me corrijan.
¿Y eso?

Na’, Ana Botella, que estaba empeñada en que la llamara alcalda.
Si quieres puedes llamarme alcalda. No me importa, soy chupiguay.

Prefiero alcaldesa. ¿Cómo van los primeros días?
Bien, bien... Aterrizando.

Normal. Lo primero que hizo fue ir a un desahucio, vi.
Pues claro: que sepan que la alcaldesa de Barcelona sigue fiel a sus principios y va a seguir luchando contra las injusticias.

No, si a mí como gesto me parece bien, pero quizás debería ir cambiando el chip. Ahora ya no le toca protestar, le toca solucionar.
Tutéame, majo, que si me hablan de usted me siento una pequeña burguesa. Y en cuanto a lo otro, soy perfectamente capaz de hacer las dos cosas.

¿Gobernar la ciudad y protestar a la vez?
¿Alguna ley lo impide? Puedo promulgar un edicto por la mañana y protestar contra ese edicto por la tarde. Incluso puedo hacerme un escrache, sé dónde vivo. Una cosa no quita la otra.

Hablando de escraches, se te vio yendo a trabajar en metro.
¿Cómo voy a ir?; ¿volando?

No, si ahora bien, pero cuando empieces a dictar normas que no le gusten a todo el mundo, que inevitablemente sucederá, ¿no temes poder tener algún problema?
Pues no, porque la gente es súper maja y estoy segura de que cualquier problema se puede solucionar hablando.

Mira que no todo el mundo es tan civilizado...
Que sí, Juntaletras, que sí. ¡Viiivaaa la gente, la hay dondequiera que vas! ¡Viiivaaa la gente, es lo que nos gusta mááás!...

Qué bonita canción. En todo caso, en el metro llevarás escolta, supongo.
Sí, qué fastidio. Me obligan.

¿Quién?
Mis familiares y mis amigos.

Que, deduzco, comparten mis dudas sobre la bondad infinita de la gente.
Un poco, la verdad.

Hablando de los escoltas, les pediste que vistieran informal.
Efectivamente.

Lo que pasa es que cada uno tiene su propio concepto de informal. Por ejemplo, el mío y el de, no sé, Aznar son dos universos diferentes.
No sé, Juntaletras, lo normal: unos pantalones con agujeros y lamparones, una camiseta con mensaje reivindicativo, unas playeras, un pañuelo palestino...

Informal informal, veo.
Informal de la muerte.

También le has pedido a los barceloneses que os echen si no cumplís lo que habéis prometido.
Es su obligación.

Entre esas cosas está bajar los sueldos.
Sí.

Sabes que eso se ha de votar, ¿no?
Ya.

Y que igual la mayoría de concejales no están por la labor, ¿verdad?
Seguro que sí. Son buena gente y lo comprenderán.

¿La familia y los amigos qué dicen al respecto?
Que los demás no se van a bajar el sueldo de ni de coña.

¿Y qué harías si tal cosa sucediese?
Pues no lo contemplo pero, en el improbable y casi imposible caso de que eso pasara, haría una acampada frente al ayuntamiento como protesta y me plantearía hacerle un escrache al resto de concejales.

El ambientillo en los plenos luego sería tenso, ¿no?
Pues que se bajen el sueldo.

Una de las propuestas estrella: cortar la Diagonal a los coches.
Sí, qué...

Que eso cómo se hace.
Pues pones una señal de prohibido el paso por un lado y otra en el otro extremo, básicamente.

Se colapsaría la ciudad.
Porque tú lo digas.

No, porque lo dice el sentido común.
Ya verás como no. La gente es buena y se cederá el paso y todo fluirá, ya verás.

Suerte, alcaldesa.
Gracias, Juntaletras. Pasa por el Ayuntamiento cuando quieras.

Gracias, pero es que yo en la ciudad me estreso. Y si está colapsada, más. Hasta luego.
Paz.

De verdad: tengo curiosidad por ver cómo corta la Diagonal. Qué intriga, en serio.