EL CHE GUEVARA

NOMBRE: Ernesto 'Che' Guevara

ÉPOCA: Una en la que era posible que doce chalados se echaran al monte y acabaran conquistando un país. Qué tiempos…

CURRÍCULUM: Ernesto Guevara era un médico argentino que un día, en una iluminación que tuvo, se fue por esos mundos de dios a predicar el socialismo y a, talmente como don Quijote, desfacer entuertos. Resulta que, por esos avatares del destino, el tipo acabó en Cuba, que es un lugar bastante agradable porque es una isla que está llena de cubanas –y de cubanos, va, que ahora a la mínima te acusan de sexista–. Allí conoció a otro chalado como él llamado Fidel Castro y, en una noche de ron y puros, decidieron, junto a un puñado de gente que había en la cantina en aquel momento, irse a la selva y combatir contra el dictador Batista. La cogorza fue de las que marcan una época, efectivamente.
No parecería, en principio, la mejor de las ideas que doce tipos pretendan acabar con el ejército de un país por pequeño que sea, pero, mira, la cosa se fue liando se fue liando, la gente se fue animando se fue animando, y un día, casi sin saber cómo, la Revolución encabezada por el Che y por Fidel acabó entrando en Santiago.
¿Qué pasó entonces? Pues lo normal: que entre Fidel y el Che empezaron a surgir algunas discrepancias. Principalmente, que al Che no le entusiasmaba demasiado la cara de dictador que se le estaba poniendo a Fidel, así que decidió seguir desfaciendo entuertos por ahí, que era lo que a él en realidad le gustaba.
La vida del Che acabó trágicamente en la selva boliviana unos pocos años después. Que le descerrajaron un tiro, vamos. Muchas conjeturas en torno a su muerte: que si fue Fidel, que si fue la CIA, que si fue un compañero harto de sus proclamas revolucionarias de día y de noche, que si un marido celoso… La versión más aceptada es que fue el Ejército boliviano con la inestimable ayuda de la CIA, que en estas cosas de matar gente tienen mucha experiencia, pero yo me inclino por Fidel. No por nada, pero tiene su lógica: Castro no podía permitir, de ninguna de las maneras, que hubiera alguien que hablara más que él. Pero de ninguna de las maneras, vamos.

MOMENTAZOS:
–Pimpinela.
Como los grandes dúos, Fidel y el Che, el Che y Fidel, tenían sus momentos. Talmente como Pimpinela, lo mismo estaban dándose besos como tirándose los platos por la cabeza. Todo muy pasional y tal, como se puede observar. Lo que está claro es que a la hora de lanzar platos sobre cráneos ajenos Castro tenía más mala leche o, al menos, más puntería y fue él el que se quedó con el poder. Pero que se lo quedó literalmente, vamos. Dijo: "Es mío", y hasta hoy, oye. Algún día le dedicaré una Infrahistoria a Fidel, claro, pero para eso primero tiene que morirse, lo que, sinceramente, empiezo a dudar que sea algo que vean mis ojos. Va a dejar a Franco y su agonía como un aprendiz. Al tiempo.
–T-shirt. Paradójicamente, el Che Guevara, que luchó hasta la muerte contra la tiranía y el capitalismo, es un récord Guiness dentro del capitalismo. Concretamente, el rostro del Che tiene el récord de estampaciones en camisetas. No hay otra camiseta, ni en este planeta ni en otros, que se haya vendido más que ésa. Paradójico también, ahora que lo pienso, lo especial y revolucionaria que se siente la gente que la lleva, porque no se puede ser, los números lo demuestran, menos original y menos revolucionario.
–House. La pregunta es: ¿qué tal médico era Ernesto Guevara? Pues, no engañemos, no era ni Hipócrates, ni Gregory House, ni Alexander Fleming, ni siquiera el médico de las gafitas de Vacaciones en el Mar. Fijaos si era malo, que le dieron el mando militar para que estuviera ocupado y no se le ocurriera entrar en la enfermería. Creo que no es necesario añadir nada más. Bueno, le dieron el mando por eso y para que se callara. Ya sabéis: todo el día que si socialismo por aquí, que si revolución por allá, que si socialismo de nuevo por acullá… Teniendo en cuenta que, además, era argentino, el mantenerlo ocioso podría haberse convertido en un drama.
–Siempre. De la revolución cubana es también una de las frases más famosas de la historia: "Hasta la victoria siempre". Que que sea de las más famosas no quiere decir que sea de las mejores construidas sintácticamente, está claro. Hasta la victoria siempre… qué. Parece que se hubieran quedado a medias y les hubiera dado pereza acabarla. Pero es normal, porque la frase la parieron aquel famoso día en la cantina y la borrachera cuando se echaron al monte, así que no pidáis demasiada ortodoxia.

EPÍLOGO: Es probable que si al Che le hubieran dicho que su imagen acabaría formando parte como ninguna otra de la rueda imparable del capitalismo y el dinero, seguramente se hubiera quedado en casa y se hubiese abstenido de ir a hacer revoluciones por ahí. Aunque los enfermos argentinos de la época, todo hay que decirlo, le agradecieron que se inclinara por esa opción, las cosas como son.

LeandroAguirre©2012

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