JUAN CARLOS I DE ESPAÑA

NOMBRE: Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias; Juan Carlos I para la historia, Juancar o Juanqui para los amigos. Supongo.

ÉPOCA: Una en la que si te descuidabas te arreaban con un tricornio en la cabeza.

CURRÍCULUM: Ya, ya lo sé: aún no se ha muerto. Pero, a efectos de la historia y, sobre todo, de la Infrahistoria, como si lo estuviera. Puede sonar muy cruel, pero es lo que hay. Sobran las presentaciones: Juan Carlos I ha sido el rey de España desde que Franco le traspasara el país como si fuera un local comercial allá por los ’70 del siglo pasado hasta hace un par de días, cuando dijo que ya estaba hasta el moño y que lo dejaba.
Dinásticamente hablando al rey no le tocaba ser rey, más que nada por el pequeño detalle de que, como casi todo el mundo, tenía un padre, y que además éste estaba vivo y, por lo tanto, le hubiera tocado reinar a él. Pero Franco no pasó a la historia precisamente por hacer las cosas consensuadamente sino por hacerlas por sus pelotas, e impuso al joven príncipe como su sucesor y punto y terminar.
Todo parecía indicar que el Borbón que iba a reinar como Juan Carlos I iba a durar dos telediarios, e incluso algunos ya le habían puesto el sobrenombre de ‘El Breve’, pero, mira, al final el hombre se ha estado casi cuatro décadas y se ha ido, al estilo Franco, cuando le ha salido de las pelotas. Con un Ejército con los sables desenvainados, e incluso superando un golpe de Estado, el rey, junto a Suárez y unos cuantos más, hicieron el tránsito, la famosa Transición, de la dictadura a la democracia, y al séptimo día descansó. Hasta hoy.
Hubiera el rey pasado a la historia sólo por eso de no ser por los años finales de su reinado, en los que han ido saliendo trapitos sucios por aquí y por allá. Que si me sale un yerno apandador, que si me voy a cazar elefantes y me hago fotos como un principiante, que si aparece un dinero que no se sabe si pasó por Hacienda o no, que si mi nieto se dispara a sí mismo y va clavándole pinchos morunos a la gente, que si me salen amigas especiales por ahí, que si me estoy más tiempo en un quirófano que con la reina, que si mi hija es tonta y se ha hecho apandadora como su marido... Cosillas... Así que muchos pueden, con cierta base, interpretar que, más que abdicar, el rey Juan Carlos ha salido corriendo. Y lo de corriendo es un decir, claro, que no está el hombre para echarse maratones precisamente.

MOMENTAZOS:
¡Se sienten, coño!
El gran momentazo de Juan Carlos I sucedió al principio de su reinado, un 23 de febrero concretamente, cuando unos tipos con tricornio entraron en el Congreso de Diputados, mandaron echarse al suelo a sus señorías y pegaron cuatro tiros al aire en espera de la ‘autoridad competente’. La versión oficial dice que el rey, como jefe de los militares, les ordenó que dejasen de hacer chorradas y volvieran a los cuarteles, desbaratando así el golpe de Estado. La historia conspiranoica, por contra, explica que el rey estaba enterado y de acuerdo, y que sólo desmontó el tinglado cuando vio que aquello estaba más perdido que Cuba cuando se perdió Cuba. La verdad sólo la saben el rey Juan Carlos y unos cuantos más, entre los que, evidentemente, no se encuentra Tejero, que a día de hoy aún sigue esperando que aparezca la autoridad competente. Pobre títere.
¿Por qué no te callas? Claro que para momentazo el encontronazo con Hugo Chávez (¡coño, aún no he hecho la Infrahistoria de Chávez!) y el famoso “¿Por qué no te callas?” que el monarca español le soltó al presidente venezolano en un congreso iberoamericano o algo así. A ver... Intentando ser justos e imparciales, la frase queda fea, las cosas como son, pero es que el hombre realmente no se callaba. Es decir, que quizás no era el rey de España el más adecuado para decírselo, pero alguien tenía que hacerlo o aquello se hubiera convertido en un monólogo. Y cuando Chávez se ponía a hacer monólogos no había, al igual que sucede con Fidel, fuerza humana o sobrehumana que pudiera frenarlo.
Cornamentas. El apodo que ha acompañado siempre al rey Juan Carlos ha sido el de Campechano. Hay muchos adjetivos en el diccionario español, es verdad, pero se le quedó lo de campechano, mira. Aunque quizás el sobrenombre le venía por lo campechano que era, es, el monarca con el sexo femenino. Se hizo famosa la tal Corina, pero se ve que la lista es interminable. Dicho de otra forma, la reina Sofía no lleva esos abultados peinados por estética sino porque le disimulan la cornamenta, hablemos claro. Bueno, en el fondo es por estética, sí.
Lo siento mucho, no volverá a suceder. Y ya el momentazo final fue esa fotografía del rey, escopeta en mano, con un elefante muerto que había cazado él mismo. Tal fue el impacto de esa instantánea que el rey, en un gesto inédito, pidió disculpas públicamente y, con gesto compungido, aseguró que jamás volvería a pasar. Ni los reyes son ya lo que eran, indudablemente: ¿alguien se imagina a los Reyes Católicos o a Iván el Terrible pidiendo perdón por algo? Pues eso.

EPÍLOGO: Con honda satisfacción.

LeandroAguirre©2014

ÍNDICE DE LA INFRAHISTORIA

 

 

SECCIONES ACTIVAS

SECCIONES FINALIZADAS

OTROS