MARTÍN LUTERO

NOMBRE: Martín Lutero.

ÉPOCA: Una en la que meterse con un Papa era más peligroso que meterse con Dios.

CURRÍCULUM: Lutero era un cura. Un cura rebelde, para ser exactos. ¿Consistía su rebeldía en hacerse tatuajes e irse de fiesta tres días seguidos? No, claro. Su rebeldía era para con El Vaticano, con quien no estaba de acuerdo en algunas cosillas. ¿Por ejemplo? Pues por ejemplo con la interpretación que hacía la Iglesia de las Escrituras, que, según Lutero, tenía tanto que ver con la Biblia como con el Kamasutra. Tampoco estaba muy de acuerdo con otras actuaciones vaticanas como la concesión de indulgencias, que consistía, pandilla de ateos, en el intercambio del perdón de los pecados y la vida eterna por una suma considerable de dinero. Dicho de otra manera, si eras rico, además de disfrutar de ser rico en esta vida podías comprar la salvación eterna, y si eras pobre, aparte de pasarlas putas en esta existencia mortal, a la que cometías el más pequeño desliz te achicharrabas en el Infierno por los siglos de los siglos. Lutero no es que fuera un jipi, un comunista ni nada por el estilo, pero, como cualquier persona cabal, no encontraba el sistema demasiado justo.
En fin, que Lutero y la Iglesia Católica, con el Papa —que ya se sabe que, como hablaban con Dios y esas cosas, no eran una gente que llevaran especialmente bien eso de que se les llevara la contraria— a la cabeza, entraron en guerra y Lutero fue finalmente excomulgado y expulsado de la Iglesia. Tras un exilio y diversos avatares, Lutero murió en la misma ciudad en la que había nacido, dejando como legado un repaso filosófico y formal al cristianismo como no se lo había pegado nadie desde, precisamente, Cristo. ¿Estará Lutero, por cristiano impecable, sentado a la diestra de Dios Padre o estará, por hereje, ardiendo en el Averno? Qué intriga, ¿verdad?

MOMENTAZOS:
–Obsesivo compulsivo.
A ver, entendámonos: no digo yo que Lutero no tuviera razón en las cosas que decía, porque además hay asuntos, como lo de las indulgencias, que si se me permite opinar son escandalosos, pero hay que decir que el hombre no estaba de acuerdo prácticamente con nada. No estaba de acuerdo con cómo se hacía la misa en general y la eucaristía en concreto, no estaba de acuerdo con las traducciones de la Biblia, no estaba de acuerdo con la forma de dar catequesis, no estaba de acuerdo con el celibato (aaay, pillín pillín…), no estaba de acuerdo con el color de los ojos del Papa… Que, oye, igual tenía razón en todo, no quisiera yo meterme en temas tan elevados, pero que era para decirle: "Vale, sí, tío, pero relájate un rato, hombre". Y es que te centras en un tema y al final acaba monopolizando tu vida, y no es sano, en serio.
–Borracho. Como se ha comentado, los Papas no llevaban muy bien eso de que se los contradijera, y el Papa que le tocó a Lutero, León X, se ve que era especialmente quisquillosito. Concretamente, cuando leyó la tesis que Lutero había hecho en contra de las indulgencias, su reacción fue decir que había sido "un borracho alemán" el que la había escrito, y que "cuando esté sobrio, cambiará de parecer". Pero no, el borracho alemán no cambió de parecer y el pobre León X no tuvo más remedio, por supuesto, que declararle hereje y, como habíamos adelantado, excomulgarle. No, se ve que en aquellos tiempos el consumo de alcohol no era un eximente.
–Ni puñetero caso. No fue Lutero, a pesar de lo que pudiera parecer, el que fundó el luteranismo. Es más, estaba totalmente en contra de que se le llamara de cualquier otra forma que no fuera 'cristiano'. Como suele ser normal, no le hicieron ni puñetero caso y posteriormente se denominó 'luterano' a todo aquel que siguiera las enseñanzas de Lutero. Muy feo, efectivamente, no respetar la voluntad de un hombre ya fallecido, pero la gente somos así, no se puede hacer nada.

EPÍLOGO: ¡No me pitufa pitufar!

LeandroAguirre©2013 (revisión 18/03/2015)

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