Who’s knocking?

¿Sra. Christie?
Yes...

Soy un parajuntaletras que parapregunta.
Maravilloso...

¿Puedo?
Claro.

¿Cómo va en el Más Allá?
Un aburrimiento. No hay policías, ni ladrones, ni asesinos, ni nada.

Pero para eso ya está usted, ¿no?
Es que tampoco hay papel, ni lápiz, ni máquinas de escribir.

Vaya... Le llamaba porque el otro día fue su cumpleaños. Felicidades.
Gracias.

125 años...
Son muchos, sí.

Muchas cosas para recordar, supongo.
Pueees, no se crea. Yo me pasaba el día escribiendo.

Diga dictando, más bien.
Cierto: no escribía, le dictaba a mi secretaria.

Qué envidia... Algún día yo también dictaré.
¿Usted escribe?

No, yo junto letras.
Por el mismo precio podría usted escribir.

Lo sé, pero es que cuando escribo me aburro.
Usted sabrá, pero le advierto que lo de escribir da mucho más dinero que lo de juntar letras.

Qué me va usted a contar... ¿Cómo es que le dio por eso de la novela policíaca?
Porque me ponen los hombres con uniforme. Intenté también escribir novelas de militares y de bomberos, pero no era lo mismo.

En un caso de asesinato, ¿hay que sospechar siempre del mayordomo?
Siempre. Del mayordomo y del chófer.

¿Y si no hay mayordomo o chófer de por medio?
Si no hay mayordomo ni chófer de por medio no es un asesinato ni es na’.

Eso explíqueselo al muerto.
Pues que se hubiera muerto en circunstancias más glamurosas, qué quiere que le diga.

Dicen que se hartó usted de Poirot.
Pesado sabelotodo...

Pero oiga, que era su personaje; hacía lo que usted quería.
Me da igual. Un pesao, es lo que era.

¿Y de Mrs. Marple también se hartó?
Vieja solterona...

No le tiene usted mucho cariño a sus personajes, veo.
Es que me da rabia que resuelvan todos los casos.

Podría usted haber hecho que no los resolvieran...
Entonces la que hubiera quedado como una inútil soy yo, y eso sí que no.

Ya... Pues nada... Que sepa que mi padre ha leído todo lo que usted ha escrito.
Un santo varón, su padre. Pero dígale que no hace falta que siga porque ya no cobro royalties.

¿No le gusta que la sigan leyendo?
No se crea usted que me disgustaba que se compraran el libro y no se lo leyeran, la verdad. Prefiero eso a lo contrario.

Yo también lo preferiría, sinceramente.
¿Ve? Claro que, en su caso, si se dedicara a escribir en lugar de a juntar letras lo tendría mucho más fácil.

¡Antes la muerte!
Usted verá.

No la molesto más. Feliz cumpleaños de nuevo.
Gracias, Juntaletras. Y escriba, hombre, escriba.

¡Jamás!
Venga, adiós.

Hasta otra.

Que escriba, dice. Por favor...