GREMLINS

Esto es un tipo, Rand, que, buscando un regalo de Navidad para su hijo Billy, acaba en la tienda de un señor chino. ¿Le compra un parchís, un muñeco o un gato de esos que mueve el brazo? Pues no: le compra un bicho monísimo de la muerte parecido a un osito de peluche llamado mogway. Pero no se lo compra al señor chino, que es un hombre juicioso que no se lo quiere vender, sino al nieto del señor chino, que también es alguien juicioso que sabe que la tienda necesita dinero o se va al carajo.
El nieto del señor chino le da a Rand tres instrucciones muy claras: 1-No exponer al mogway a la luz brillante porque le daña y al sol porque le mata; 2-Nunca mojar al mogway; y 3-Jamás alimentar al mogway después de medianoche. Como os podéis imaginar, porque de otra forma no hubiese habido película, acaban pasando las tres cosas.
Tras un tiempo en el que Billy es feliz con el regalo que le había hecho su padre, un día un amigo del chaval vierte sin querer agua sobre el bicho, al que la familia había llamado Gizmo. ¿Y qué sucedió? Pues que de Gizmo empiezan a brotar nuevos mogways, solo que en este caso en vez de ser suaves, buenos y tiernos como el osito de Mimosín son unos malos malotes que cometen fechoría tras fechoría. Especial mención para Stripe, un mogway con cresta a lo punk que solo tiene malas ideas en la cabeza.
Una de esas malas ideas es estropear el reloj para que Billy le dé de comer, a él y a los demás, pasada la medianoche. Y entonces, niñas y niños, es el acabose: los mogways se convierten en una especie de crisálida de las que salen lo que técnicamente son los gremlins. Unos bichos, estos ya sí, con una mala leche y una mala fe sin límites.
Billy y su madre logran acabar con todos ellos menos con Stripe, que huye y logra lanzarse a una piscina, creando un ejército de gremlins que se van por la ciudad cometiendo tropelía tras tropelía. Acaban todos en un cine viendo Blancanieves y los siete enanitos (les apetecía, mira), donde Billy, su mamá y Gizmo —a los que se ve que eso de hacer cosas normales como llamar a la policía en caso de emergencia no iba con ellos— hacen explotar la caldera del edificio acabando así con casi todos los gremlins.
Y digo casi todos porque, obviamente, sobrevive Stripe, que intenta encontrar agua para volver a crear su ejército de cabroncetes. Pero, en un centro comercial, y cuando Stripe está a punto de meterse en una fuente, Grizmo abre una ventana y lo mata con la luz solar, acabando con la pesadilla.
Posteriormente, el señor chino de la tienda va a la casa de la familia y, con buen criterio, se lleva a Gizmo para evitar más catástrofes. Y ya está. Bueno, ya está hasta la segunda parte, pero ya está.
Y ahora diré lo que casi todo el mundo piensa pero nadie dice: los gremlins malos molan mucho más y son infinitamente más divertidos que los sosainas de los gremlins buenos. Pero sin comparación. De aquí a Lima. Ande va usté a parar...

LeandroAguirre©2016

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