EL EXORCISTA

Qué os voy a contar que no sepáis... Pues eso, que una niña de doce años llamada Regan empieza a encontrarse enferma y a hacer cosas raras. Tras pasar por varios médicos sin que ninguno pudiera dar con el motivo de sus males, el último de ellos sugiere a los padres de Regan que llamen a un exorcista. Pero no porque piense que la niña está poseída, no, sino por no sé qué asuntos de reacciones psicosomáticas y tal y cual. Cosas de médicos, que son todos muy listos y todo lo saben.
Los padres, desesperados, hacen caso al galeno y por la casa aparecen el padre Karras, un cura sin experiencia en ese tipo de asuntos, y el padre Merrin, un cura, este sí, con experiencia es ese tipo de asuntos pero que está ya muy mayor para según qué trotes.
Y, bueno, ya sabéis: a Regan se le empieza a poner una pinta espantosa, empieza a vomitar por los rincones, empieza a girar el cuello 360º, empieza a caminar por los techos y a bajar escaleras del revés, empieza a clavarse crucifijos, empieza a hablar —en tono y vocabulario— como un borracho de los bajos fondos... Todo de mucho miedo.
El padre Karras, inasequible al desaliento y profesional como él solo, lo intenta todo, pobre. Que si echarle agua bendita, que si rezar mucho, que si ponerle vídeos de Lady Gaga, que si cantarle nanas a ver si se dormía... Todo en vano. Hasta que al padre Merrin —que no sé si he explicado que ya no estaba para estos trotes— le agarra un jamacuco y ahí que se queda para los restos. Que se muere, vamos.
Es entonces cuando Karras, ya cabreado como una mona cabreada, reta al demonio a que abandone el cuerpo de Regan y se meta en el suyo si tiene lo que hay que tener, cosa que el demonio hace porque, por supuesto, al demonio no lo reta ni Dios. Es cuando Karras se dice a sí mismo “Esta es la mía” y, ni corto ni perezoso, se tira por la ventana llevándose al demonio consigo y acabando con el sufrimiento de la pobre Regan. Y colorín colorado.
A mí me quedan dudas, la verdad. Me refiero a que ¿el demonio no puede desdoblarse y meterse a la vez en el cuerpo de Regan y del cura? O, una vez el padre Karras se ha tirado por la ventana, ¿no puede volver a poseer a Regan? Que es el demonio, por favor; si fuera tan fácil deshacerse de él como tirarlo desde un segundo piso, no existiría el mal en el mundo, hombre.
Aunque lo más desagradable y lo que más miedo da es cómo quedó la casa una vez finalizado todo. Una marranada, de verdad. De hecho, creo que los padres de Regan, tras ver aquella guarrada, prefirieron quemar la casa a limpiarla, no os digo más. Comprensible, sin duda.

LeandroAguirre©2017

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