No es la primera vez que vemos un caso así, y nos atrevemos a asegurar que no será la última. Recordamos por ejemplo a una chica rubia muy mona ella que robó un coche, atracó un banco y después, ni corta ni perezosa, lo explicó ufana por el YouTube. Se llevó, evidentemente, el Tonto’lculo de la Semana y a punto estuvo de llevarse el Tonto’lculo del Año, cosa que no consiguió porque sus rivales eran muy fuertes y, además, policías. El uniforme tira mucho, ya sabéis.
Nuestro protagonista de hoy no llegó a tanto pero es un caso similar. Resulta que Scott Kelly, el susodicho, estaba en la cárcel cumpliendo una condena por intento de asesinato, hecho que ocurrió en un pub de su pueblo, que es concretamente Exeter, en el Reino Unido. Rigurosidad periodística ante todo, es el lema de esta sección.
Pues eso: que, en un momento dado, a Scott le dieron la libertad condicional y decidió, a veces pasa, fugarse. Es una opción. Se piró del país y emigró a otro lugar más cálido en el que no estaba en búsqueda y captura.
Pero, claro, si eres un fugitivo la penúltima cosa que has de hacer en esta vida es utilizar las redes sociales para comunicarte con tus amigotes y tal, y la última cosa que has de hacer es colgar fotos en el Facebook del lugar en el que te encuentras, que es exactamente lo que hizo el cachondo de Scott.
El lugar en cuestión resultó ser Alicante, y todo el trabajo que tuvo que realizar la policía británica para hacerse con Scott fue levantar el teléfono y pedirle a la policía española que lo detuviera y se lo enviara, como así acabó sucediendo porque, se ve, la policía de Alicante no tenía nada mejor que hacer en aquel momento.
La foto, eso sí, era, como podéis ver, hasta bonita. Y es que ya sería tremendamente triste que te detuvieran y te llevaras el Tonto’lculo de la Semana por una mierda de foto borrosa y mal encuadrada, ¿no? Claro que, si hubiera sido una mierda de foto, quizás nadie habría descubierto que aquello era Alicante, también es verdad. En fin... Las redes sociales son un peligro en según qué manos y según qué cabezas, eso sí queda meridianamente claro.
