Ignoramos cómo va el tema en otros países, pero en España, especialmente en las regiones mediterráneas, la verbena de San Juan es bastante importante y tiene bastantes tradiciones. Se lanzan petardos, se baila, se come coca (que nadie se asuste: es repostería, no droga), se bebe, se hacen hogueras...
Y una de esas tradiciones consiste en que la gente salte por encima de las susodichas hogueras. Símbolo de purificación y tal y cual, ya sabéis. Pero, claro, una de las normas fundamentales cuando se saltan hogueras es hacerlo de uno en uno, o, por lo menos, y si se hace en equipo, hacerlo desde el mismo lado, porque de otra forma te puede suceder lo que le pasó a estos dos campeones de Madrid:

 

Tranquilo todo el mundo: están bien y vivos, y, aparte del bochorno, saldaron el asunto con tan solo un chichón y unas cuantas quemaduras leves. Pero cuando te pasa algo así y, sobre todo, cuando te pasa algo así y queda inmortalizado para la posteridad como es el caso, corres el riesgo de que el jurado del Tonto’lculo de la Semana lo vea y te lleves el galardón, que es exactamente lo que ha sucedido.
En fin... Lástima que estemos hablando del salto de hoguera y no de gimnasia rítmica, natación sincronizada o saltos de trampolín, porque, las cosas como son, la sincronización es sencillamente perfecta y en cualquier campeonato de esas modalidades hubiese supuesto medalla. Seguro. Pero seguro.