Bien, pues resulta que hay un tipo muy chulito en China apellidado Tang (el Tang de naranja, qué recuerdos... y qué guarrada) que tiene una novia apellidada Yang (así, sin ying ni nada). Hasta ahí todo normal. Normal en China, claro, en Bielorrusia no lo sería tanto.
Lo que ya no es tan normal es que no tengas un duro y le prometas a tu novia que le vas a comprar un coche de más de 90.000 €. Pero no solo que se lo prometas, sino que además, con chulería infinita, te vayas con ella y su familia al concesionario y dejes una fianza de 10.000 yuanes, unos 1.300 €, que debe ser todo tu patrimonio.
Pero ya para anormal lo siguiente: el hombre le dice a toda la comitiva que va al cajero a por el resto de los yuanes, se mete en un supermercado, se compra un cuchillo, se va a un aparcamiento y se autolesiona para simular que le han atracado y le han guindado todo el dinero. Brillante, no diréis que no.
Como habréis adivinado, al hombre la mentira le duró minuto y medio aproximadamente, el tiempo que tardó la policía en hacerle un par de preguntas en el hospital y que Tang se derrumbara y lo confesara todo, concretamente.
En fin, que a Tang le han caído diez días de arresto domiciliario, tiene que pagar una multa de 500 yuanes por simulación de delito y suponemos que Yang lo habrá abandonado. Porque, vamos, si después de eso la chica sigue con él es que, una de dos, o es una excelentísima persona capaz de perdonarlo todo, o es que tiene graves problemas de autoestima y amor propio.