En este jurado ignoramos por qué los monos tienen esa imagen de animales simpáticos, apacibles, majos y tal y cual. Como los animales más cercanos al ser humano que hay, son unos bichos con una mala leche bastante importante y con los que mejor no meterse.
Y eso fue lo que descubrió nuestro Tonto’lculo de la Semana de hoy, John Owen, un tipo de 23 años al que no se le ocurrió otra cosa que introducirse en el zoo de Wellington, Nueva Zelanda, para robar un mono para regalárselo a su novia. A la chica le gustan los simios, se ve. Nooo, no lo decimos por el novio, aunque podríamos.
La cuestión es que John se metió una noche en el zoo, se introdujo en la jaula de los monos —monos ardilla, por ser más concretos— y, claro, allí se armó la mundial. John salió de allí con una pierna rota, un esguince de tobillo y con dos dientes menos. En el otro bando también hubo parte veterinario: dos monos heridos y otro traumatizado en una esquina en plan el protagonista de The Wall.
Por supuesto, y aparte de la paliza y de ser detenido y sentenciado a dos años y siete meses de cárcel, el bueno de John no se llevó nada de allí. Que la novia, que no sabemos si aún es la novia, se quedó sin regalo, vamos.
Aunque debemos confesar una cosa: los hechos sucedieron en abril. Pero como la sentencia ha salido esta semana y como somos muy flexibles, le damos el Tonto’lculo ahora y nos quedamos tan anchos. Si queréis reclamar escribid al defensor del pueblo o algo, pero a nosotros no nos molestéis, que somos gente muy ocupada. O no, pero igualmente no nos molestéis.