PEDRO Y EL LOBO
10/2011

Había tiempo ha un pastor llamado Pedro que, allá arriba en las montañas con las ovejas como toda compañía, se aburría como una ostra aburrida. Un día se le ocurrió gastarle una broma a los habitantes de su pueblo y bajó corriendo la ladera gritando como un poseso:
-¡El lobo, el lobo! ¡Que viene el lobo!
Todos los lugareños salieron a su encuentro con azadas, palos, esprais de pimienta y cualquier objeto contundente que encontraron a su paso.
Entonces Pedro, al ver a todos sus vecinos tan nerviosos y preocupados, se echó a reír y confirmó que, en realidad, no había lobo ni había nada. Fue cuando el Toribio, que, aparte de ser una bestia parda tenía bastante poco sentido del humor, se acercó al pastor y le cruzó la cara de un revés. Y, evidentemente, a Pedro no se le ocurrió volver a gritar que se acercaba el lobo ni aunque fuese cierto.
¿Moraleja?: Con el Toribio, pocas bromas
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LeandroAguirre©2011

 

 

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